lunes, 9 de agosto de 2010

La erótica del poder I

Bienvenida Pérez:

Sexo y política no siempre van de la mano. Pero cuando lo hacen, alguien sale trasquilado...

Primera parte:
" Mientras andaba ordenando sus papeles, no me había prestado apenas atención. Sí a mi presencia física junto a su sillón de cuero, pero no a nada de lo que le había dicho. Entonces, con gran sorpresa para mí, se levantó y cogiéndome de la cintura me sentó sobre los papeles. Recuerdo la brusquedad de sus movimientos, el calor y la humedad...
Me desperté sudando y sopesando la posibilidad de que lo que acababa de sentir hubiera sido real. Yo odiaba a ese tío. Lo odiaba a muerte, estaba buscando trabajo, para poder darle los 15 días... Era un capullo, un escaqueado, y se estaba poniendo fondón que te cagas. Y había soñado que me lo tiraba encima de su mesa. Mi sentimiento era complejo, y lo más ilustrativo que puedo decir sobre lo que sucedía en mi cabeza en aquel momento era:
Puagh
Al día siguiente estaba en la oficina. Mi jefe llegó más tarde, como siempre, y cuando entraba a su despacho me sonrió y me dijo:
- Buenos días..."

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